Relatto | El cuento de la realidad
Relatto | El cuento de la realidad

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Cuando a principios de la década del 2000, la crónica tenía su gran boom en América Latina y llenaba páginas de revistas que ¡asombrosamente! se vendían como pan caliente en los quioscos de varias ciudades del continente, el periodista chileno Juan Pablo Meneses hizo su parte. Su nombre adquirió el peso de firma y, desde entonces, su presencia en un texto ha sido sinónimo de “lectura obligada”.

Ha sido ganador del Premio Municipal de Literatura de Santiago 2021 por el libro Un dios portátil, distinguido como ciudadano destacado por el Consejo de la Ciudad de Nueva York en el marco del XV Congreso Hispanoamericano de la Prensa en 2019, ganador del la Knight Foundation Latin America 2016 otorgado por la Universidad de Stanford, entre otros reconocimientos a nivel internacional. Sus crónicas han sido publicadas en revistas como Gatopardo, SoHo o Etiqueta Negra. Y entre sus libros más famosos se encuentran Equipaje de mano (2003), La vida de una vaca (2008), Niños futbolistas (2008), Una vuelta al Tercer Mundo (2015) y Un dios portátil (2020).

Antes de que “la nube” pasara de fenómeno meteorológico a método de almacenamiento digital, de que la virtualidad se instituyera como “¡la nueva normalidad!” y de que el home office se convirtiera en una modalidad perfectamente bien vista dentro del mundo corporativo, Juan Pablo ya llevaba años viviendo de esa manera. 

En cuanto inició el nuevo milenio, guardó un computador y una cámara en la maleta y tomó un avión a Madrid. Desde allí decidió vivir bajo una gran máxima: “viajar y sobrevivir contando historias”. 

Logró hacer de los cibercafés sus salas de redacción, vivió en hoteles por el mundo y, al ver que prácticamente todo lo esencial podía llevarse en una maleta, compró un dios y lanzó una religión portátil.

 (Lea aquí el artículo El lanzamiento de la religión portátil). 

Siguiendo con esa filosofía de vida, en 2009 fundó la Universidad Portátil (su nombre original fue Escuela Móvil de Periodismo Portátil) con la que ha logrado unir, a través de talleres online, a nuevos talentos con grandes maestros de la crónica latinoamericana. En abril de 2022 da inicio la octava edición del Diplomado de Periodismo Narrativo, dictado por siete leyendas vivas del periodismo, y sobre esto habló Meneses con Relatto.

Juan Pablo Meneses, director del proyecto Universidad Portátil.

Ahora suena a que es una idea muy obvia la de la Universidad Portátil, pero para cuando nació, hace ya algunos años, imagino que parecía una idea bastante adelantada en el tiempo. ¿Cómo es esa historia? ¿Cuáles fueron los retos en aquella época?

El proyecto nació en 2009, en Buenos Aires, y se llamaba Escuela Móvil de Periodismo Portátil. Fue el primer e-learming en español enfocado exclusivamente en el periodismo narrativo. Desde un inicio me pareció que la crónica local era de interés muy regional, que había interesados en toda América Latina, y que la única manera de conectar a esos muchos grupos pequeños eran las clases online. En ese sentido, el proyecto es muy distinto a todos los programas a distancia que han aparecido post-pandemia: ellos quieren cubrir algo que las cuarentenas le quitó, en el caso de nosotros, siempre creímos en la conexión online. De hecho, fue por ese proyecto que mezclaba periodismo/docencia/tecnología que fuimos becados para trabajar un año en la Universidad de Stanford. Y ahí en Silicon Valley, durante un año, diseñamos el proyecto que ahora se llama Universidad Portátil, que es la ampliación del original. 

Hay un gusto grande que compartimos con Relatto: el periodismo narrativo. A veces parece demasiado valiente, ante el vaivén de las redes sociales y clickbait, el seguir apostando a este tipo de periodismo, a las crónicas sabrosas. ¿Cuál es tu opinión? ¿Sigue existiendo público, interesados…?

Me parece que el periodismo narrativo en Latinoamérica crece entre la incertidumbre, entre el fuego cruzado, entre los que dicen que no tiene mayor futuro: la crónica vive gracias a todos los que dicen que está muerta. Hasta ahora no se ha descubierto nada que genere más tiempo de lectoría, más fidelidad con un medio, más identificación con un autor, que una historia bien contada. Pero, claro, no es un género seguido por masas. Como tampoco lo es el cuento, la poesía, el ensayo, el tango o el póker. Y todos viven. En cada país de América Latina, en cada ciudad, hay un bolsón de seguidores y lectores y autores de crónicas latinoamericanas. Por eso es tan importante darle un enfoque más global, apostar por el cruce de una tradición narrativa continental con las nuevas herramientas tecnológicas. Lo que hacen ustedes en Relatto, por ejemplo.

En ese sentido, el proyecto es muy distinto a todos los programas a distancia que han aparecido post-pandemia: ellos quieren cubrir algo que las cuarentenas le quitó, en el caso de nosotros, siempre creímos en la conexión online.

No solo eres uno de los grandes referentes de la crónica en América Latina. Gracias a tu trabajo hecho con la Universidad Portátil has logrado unir también a otras grandes figuras: Martín Caparros, Juan Villoro, Leila Guerriero, Marcela Turati, Alma Guillermoprieto, Felipe Restrepo Pombo. Háblanos un poco de estos personajes y de cómo se han ido vinculando con la universidad.

Se suele hablar de un boom de la Nueva Crónica Latinoamericana, que parte a comienzos de los 2000. Ese boom, que duró unos diez años en una intensidad muy alta, dejó varios nombres instalados en el paisaje del periodismo narrativo latinoamericano. Esto es interesante porque por primera vez hubo tantos periodistas de distintos países a los que se les comienza a llamar cronistas latinoamericanos. Y se les reconoce con la palabra Firmas. Y en los festivales literarios o ferias del libro, se les da un trato de celebrities. Eso fue nuevo. Obviamente, todo esto generó un boom mucho más exótico (y no por eso menos interesante), que fue el boom de los papers o libros académicos que negaban este boom de la crónica y el valor literario de la nueva crónica latinoamericana. En lo personal, como director del proyecto Universidad Portátil, me enorgullece que muchas de estas grandes plumas hayan elegido hacer clases con nosotros. No solamente por la calidad que tienen enseñando, sino porque permite a grandes talentos de la crónica latinoamericana poder conectar y relacionarse con nuevos talentos emergentes, sin importar el país donde están, o si es una ciudad grande o una muy pequeña y alejada de todo centro de poder. 

Siete pesos pesados de la crónica latinoamericana imparten el Diplomado de Periodismo Narrativo.

El diplomado de Periodismo Narrativo llega a su versión número 8. ¿Quiénes son los grandes nombres que lo imparten? Y, ¿qué tema tratará cada uno de ellos?

Este programa es el primer diplomado online de periodismo narrativo en español, y empezamos mucho antes de la pandemia. Es increíble que ya estemos en la octava edición. Esta vez, entre los profesores, tendremos a Martín Caparrós explicando cómo elegir un tema para la crónica, Leila Guerriero mostrará cómo transmitir sensaciones en un texto, la colombiana Margarita García Robayo dará las claves para escribir en primera persona, el argentino Roberto Herrscher mostrará los secretos para enviar crónicas a concursos de periodismo narrativo, la mexicana Marcela Turati dará un enfoque de cómo escribir de la violencia. Es un programa muy amplio, pero que apunta a que los participantes salgan del programa con un gran texto. 

¿Qué van a encontrar los estudiantes allí?

El diplomado tiene, por un lado, las clases con estos cronistas consagrados, pero también hay una serie de clases teóricas escritas y descargables, que coordina el periodista y cronista argentino Federico Bianchini. Y hay una tercera parte, que me toca guiar, que es el Club de lectura. Ahí leemos muchas crónicas, actuales y clásicas, todas de autores Latinoamericanos. Muchas veces me toca hacer competir a dos autores, y en la sesión del club debatimos cuál nos gusta más o menos. Además de leer, en el Club de lectura tenemos muchos editores invitados que nos hablan de la cocina de la crónica. Todo eso van a encontrar, además de la interacción directa y constante con otros estudiantes desde distintos países. Esto último es muy importante.

¿Qué experiencias gratificantes puedes compartir de años anteriores?

Me gustan mucho las curiosidades geográficas, quizás por mi lado de cronista de viajes. Es gratificante cuando se nos unió a las clases una alumna desde Puerto Williams, la ciudad más al sur del mundo. O una participante desde Tailandia, que se levantaba de madrugada en Bangkok para estar en la clase de Juan Villoro. La gran mayoría de nuestros estudiantes viene de tres partes: en primer lugar de América Latina y luego, a la par, Estados Unidos y Europa. Hemos tenido alumnos conectados en línea desde más de 400 ciudades del mundo. En esta nueva edición tendremos un país debutante: por primera vez habrá un estudiante portátil que se conectará a nuestras clases desde Bangladesh. Eso es muy gratificante, porque además ese espíritu global contagia al grupo, y mejora la calidad de los textos de todos.

Pero, claro, no es un género seguido por masas. Como tampoco lo es el cuento, la poesía, el ensayo, el tango o el póker. Y todos viven. En cada país de América Latina, en cada ciudad, hay un bolsón de seguidores y lectores y autores de crónicas latinoamericanas.

¿Qué requisitos existen para quienes quieren participar?

El mayor requisito es tener las ganas y el tiempo de pasarse más de tres meses leyendo y escribiendo y pensando y estructurando crónicas. Debatiendo sobre ellas. No pedimos requisitos académicos previos, y tampoco está dirigido solamente a periodistas o estudiantes de literatura. En la Universidad Portátil hay mucha diversidad: y no solo de países, ciudades, edades, orígenes. También hay gente que viene de distintas áreas, pero que les gusta escribir y leer y que se conectan con la no ficción. 

Además de tener la oportunidad de aprender de grandes maestros, ¿qué otros beneficios tendrán los participantes al diplomado?

Me interesa destacar que, además de tener clases con importantes cronistas y más las sesiones del Club de lectura y las clases escritas que se pueden descargar con el tiempo que el estudiante decida, cada participante debe terminar el diplomado con una crónica. Un texto trabajado esos tres meses. Los mejores trabajos, elegidos por un comité, tendrán la opción de ser publicados en Relatto. Ya han salido publicados varios textos, y eso nos llena de orgullo, y va en relación a lo que busca la Universidad Portátil, que es descubrir, entrenar y mostrar los nuevos talentos de la crónica en español.


Lea aquí algunos textos producidos en la Universidad Portátil.


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