Relatto | El cuento de la realidad
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Cualquier persona fanática de la música, especialmente de los sonidos contemporáneos, debe, en algún momento, visitar la ciudad de Cleveland, Ohio, en Estados Unidos. Allá, sobre el Lago Erie, hay una espectacular edificación que en una de sus alas es redonda, como un disco que se posa sobre lo que se supone es el eje de una tornamesa. Y a la entrada tiene un gigantesco aviso que sentencia LONG LIVE ROCK. Que no queden dudas. Visitar el Museo del Rock and Roll y su Salón de la Fama es una experiencia auditiva y visual que tal vez no tenga comparación en el mundo.

Desde la entrada, lo asaltan a uno los sonidos de los grandes de esta historia que se aproxima a los 70 años. La música, audios explicativos y la riqueza de imágenes que acompañan son el resultado de una extensa y cuidadosa investigación y curaduría que realmente impresionan. Hay salones en los que tienen exhibiciones temporales que ofrecen una visión a profundidad de un artista o tema especial. Hay espacios para mostrar discos y otros soportes sonoros, equipos de reproducción, réplicas de estudios de grabación y desde luego toda clase de memorabilia, como trajes, instrumentos, pertenencias personales y las biografías de los artistas que hacen parte del Salón de la Fama. Toda una vivencia de luz, color, imágenes y sonidos, muchos sonidos, de la extensa y fascinante historia del rock. 


Visitar el Museo del Rock and Roll y su Salón de la Fama es una experiencia auditiva y visual que tal vez no tenga comparación en el mundo. / Foto: Clem Onojeghuo / Pexels.

La organización Museo del Rock and Roll y su Salón de la Fama es una fundación soñada y creada por uno de los productores y empresarios fonográficos más importantes de la historia, el Sr. Ahmet Ertegun. Nacido en Estambul, Turquía, en 1923, Ertegun era el hijo de un diplomático y una música que tocaba piano e instrumentos de cuerda. En 1935, su padre fue nombrado embajador turco ante el gobierno de Estados Unidos. Allá el joven Ahmet se perdió en la música, en parte gracias a su mamá que le regaló una máquina que cortaba discos (que grababa en los surcos del acetato), un absoluto lujo en esos tiempos. Así que en plena adolescencia el muchachito escribía canciones y agregaba letras a canciones que registraba en su costoso juguete. Curiosamente opta por asistir a la Universidad de Howard, históricamente un centro educativo con mayoría de estudiantes de la comunidad negra, aunque abierto a todas las razas, sexos y sin orientación política. No dura mucho en ella, pero esta experiencia le permitió entender de manera muy personal y cercana la discriminación racial y las dificultades que traían los afroamericanos desde la esclavitud. Con su hermano viaja por todos los Estados Unidos para ver conciertos, mientras coleccionan miles de discos de 10 pulgadas que giran a 78 rpm, el formato más popular de la época. A la muerte de su padre, la familia regresa a Turquía y solo quedan en Estados Unidos Ahmet y su hermano, y cómplice musical, Nesuhi. En 1946, Ertegun consigue financiación y en 1947 funda el sello Atlantic Records, especializado en música góspel, jazz y R&B, con el que hasta dos años después, en 1949, logra su primer éxito, con Drinkin' Wine Spo-Dee-O-Dee, de Stick McGhee. De ahí en adelante, la historia es extraordinaria. Nombres como Ruth Brown, Big Joe Turner, The Clovers, The Drifters, Ray Charles, Ben E. King, Otis Redding, Sam & Dave, Aretha Franklin, Wilson Pickett y una larga lista de otros artistas encuentran en la disquera el camino al éxito y al reconocimiento. 

Allá el joven Ahmet se perdió en la música, en parte gracias a su mamá que le regaló una máquina que cortaba discos (que grababa en los surcos del acetato), un absoluto lujo en esos tiempos.

A finales de los 60, inicialmente contra su voluntad, pero convencido al final por sus socios debido al buen negocio que representaba, vende Altantic Records al conglomerado de Warner Brothers, aunque siguió liderando la empresa. En los años 70, entendiendo lo que pasaba en la industria musical, empezó a contratar artistas blancos roqueros. Entre estos vale destacar a The Rascals, Led Zeppelin, Crosby, Stills, Nash & Young, Yes, Foreigner, AC/DC, Peter Gabriel, Phil Collins. 

En los años 80, pensó que la música popular merecía un museo que rindiera homenaje a los artistas, y también a los compositores, productores y demás personas relacionadas con su desarrollo. 

Así que, en abril de 1983, con varios colegas creó una Fundación que, luego de tres años de estudios, decidió establecerse en Cleveland. Hubo una disputa con varias ciudades como Memphis (lugar de residencia de Elvis Presley, de los estudios Sun y el sello Stax), Filadelfia (hogar de Bill Haley y el legendario programa American Bandstand), Cincinnati (del sello King Records) y Nueva York, pero ganó Cleveland por ofrecer las mejores condiciones: puso 20 millones de dólares para la construcción de la sede, entre varios beneficios. Otra razón para el triunfo de Cleveland, generalmente ignorada, es que allí, el 21 de marzo de 1952, se realizó un concierto que, por los desmanes causados por quienes se habían quedado por fuera, no pudo pasar de la primera canción y fue cancelado. Sin embargo, representó una fecha trascendental en la historia del rock & roll, porque no obstante que en el cartel de promoción del concierto aparecían los principales artistas de rhythm & blues (todos afroamericanos), gran parte del público que asistió era blanco. Un impresionante mensaje contra el racismo a través de los jóvenes y la música. 

Tardaron unos años en conseguir el sitio preciso, encargar los diseños de la edificación y construir la espectacular sede sobre las orillas del Lago Erie. Finalmente, se inauguró el 1 de septiembre de 1995. 

A partir de los años 70, Sr. Ahmet Ertegun empezó a contratar artistas blancos, como los integrantes de AC/DC.

Hay varias categorías. La de intérpretes es de lejos la más importante, pero además hay una categoría de no-intérpretes, es decir, los productores, compositores de canciones, ejecutivos fonográficos, y en general los que no tocan o cantan, que ahora se llama premio Ahmet Ertegun a la vida y obra del personaje. Otra categoría fundamental es la de influencias tempranas, que reconoce a los artistas pre-rock and roll que inspiraron e influyeron las carreras que vinieron después. Finalmente, el premio de excelencia musical es para esos músicos de sesión, acompañantes de conciertos, que generalmente tienen poca visibilidad, pero son fundamentales en la carrera de cualquier artista. Un grupo de especialistas e historiadores del rock and roll son los votantes, y para ser elegido un candidato debe alcanzar por lo menos el 50 por ciento de los votos. En estas condiciones, por año pueden ingresar entre 7 y 10 candidatos.

Un dato fundamental es que existen dos requisitos inviolables para las nominaciones: que el primer disco del artista haya sido lanzado por lo menos 25 años antes de ser nominado y que haya hecho algún aporte a la música. El primer requisito es claro, el segundo es bastante relativo y sujeto a interpretación. A lo largo de todos estos años hay sorpresas, polémicas y todo lo que rodea habitualmente una entrega de premios. Vale anotar que en 1987, el propio Ertegun fue elegido como miembro del Salón de la Fama.

Han llovido críticas por el proceso de selección de nominados. Aparentemente lo controlan unas pocas personas que no son músicos —no veo el problema con eso— a quienes acusan de imponer sus propios gustos en vez de escuchar la opinión del amplio público, esa mayoría silenciosa. Muchos artistas han expresado sus críticas, evidenciando la cantidad de importantes músicos de los 50 y 60, cuyo aporte es indudable, pero que son desplazados por artistas más recientes, quizás con más renombre. Simplemente no hay claridad.

Un dato fundamental es que existen dos requisitos inviolables para las nominaciones: que el primer disco del artista haya sido lanzado por lo menos 25 años antes de ser nominado y que haya hecho algún aporte a la música.

Según los críticos, hay un “manejo” por parte de este comité nominador que, por ejemplo, pese al mínimo del 50 por ciento de los votos necesarios para recibir la inducción, en una de las premiaciones confirmó a 5 artistas antes del envío de los votos. En otro caso muy comentado en su momento, un integrante del comité se negó a votar por considerar que ninguno de los candidatos merecía ser elegido.

Quienes se dedican a las estadísticas afirman que la discriminación sexual de los reconocimentos es abrumadora. Menos del 10 por ciento de los artistas que forman parte del Salón son mujeres. Sin embargo, hay que aclarar que el rock & roll ha sido tradicionalmente masculino, aunque ahora hay cada vez más nominados que no son roqueros en el sentido estricto de la palabra, lo que ha implicado un campo de acción más grande para las mujeres.

Un caso escandaloso sucedió en 2007, cuando Grandmaster Flash and the Furious Five fue recibido en el Salón de la Fama. El clásico grupo inglés The Dave Clark Five obtuvo más votos que el rapero, pero por una interpretación de las normas, Grandmaster quedó el primero. El comentario “teníamos que alguna vez meter a un rapero”, lo dice todo.

Muchos artistas han criticado la estructura de la Fundación, que de paso dona mucho dinero para apoyar a niños de población vulnerable para que tengan una formación musical. Algunos incluso se han despachado contra la organización, ¡en la cena en que son recibidos en el Salón de la Fama! Peter Tork de The Monkees, Bruce Dickinson de Iron Maiden, la soprano Charlotte Church, Sex Pistols y otros hacen parte de esa lista de inconformes y críticos del sistema. 

Pase lo que haya pasado, el Museo del Rock and Roll y su Salón de la Fama están ahí para visitar, disfrutar, gozar y revivir la historia de la música contemporánea. En mayo próximo se sabrá quiénes son sus nuevos habitantes.

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