Relatto | El cuento de la realidad
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Las islas del Caribe tienen como referente común la idea de que son lugares para relajarse y llevar una vida tranquila y sin los afanes de la grandes ciudades, donde no hay tiempo para nada. Eso, por ejemplo, es cierto para los turistas que visitan Cuba. Pero no para sus residentes. En los pocos días de paseo que están en la isla, los turistas no logran entender cómo es la vida cotidiana de los cubanos y todo lo que implica resistir a las dificultades en medio de un territorio de compleja belleza. 

 Este grupo de fotografías corresponden a mi aproximación a esa cotidianidad, con una mirada tranquila, con estilo y narrativa propios, en la que ni la política ni la economía tienen cabida. Solo son matices de una sociedad que lucha día a día para seguir sobreviviendo.

En los pocos días de paseo que están en la isla, los turistas no logran entender cómo es la vida cotidiana de los cubanos y todo lo que implica resistir a las dificultades en medio de un territorio de compleja belleza. 

Cuba con una población de 11 millones de habitantes, tan rica en historia como en cultura, ofrece al observador un sinnúmero de escenarios, diferentes tipos de edificaciones (unas caídas, otras no tanto), una mezcla de razas que produce una belleza única en la textura de la piel de sus habitantes, en el color de sus ojos, y un orgullo al caminar por la calle con ese son, ese ritmo musical que llevan en la sangre. 

Los cubanos son completamente libres con su cuerpo. Gracias a que no hay publicidad, las mujeres se visten tal como se sienten. No siguen una tendencia de moda, cada una lleva su propio estilo. Y, como el dinero no abunda para comprar ropa, sus prioridades son distintas, lo gastan más en comida que en lujos “mundanos”.

Este grupo de fotografías corresponden a mi aproximación a esa cotidianidad, con una mirada tranquila, con estilo y narrativa propios, en la que ni la política ni la economía tienen cabida. Solo son matices de una sociedad que lucha día a día para seguir sobreviviendo.

Los hombres siempre están listos para mostrar ese músculo fino que consiguen, bien sea por el ejercicio intenso que realizan en gimnasios hechos por ellos mismos, o por cargar peso en su jornada de trabajo. Y tanto mujeres como hombres caminan con una soltura única, coqueta, sin temor de enseñar lo que supuestamente no se debe mostrar. Como “esos kilos de más”, en el caso de las mujeres. Van caminando orgullosos de lo que son, cubanos, raza digna, solidaria, con una lucha en común: sobrevivir en un mar de incertidumbre, donde hoy día nadie sabe por qué sendero va. 

Si quieres conocer La Habana, y Cuba en general, hay que caminar, hablar con su gente. Es un lugar maravilloso para fotógrafos profesionales y novatos. Un espacio para captar imágenes intensas en un laberinto de coloridos e insólitos rincones. 


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