Relatto | El cuento de la realidad
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La canción “The Boys Are Back in Town” de los irlandeses Thin Lizzy no es precisamente una joya que alteró los parámetros de la ingeniería de sonido o de la producción musical del rock de los años setenta. Tampoco es una obra que supuso grandes retos en composición y estructura, o que le sacó canas al ingeniero de sonido para ensamblar su concepto. Pero en su simpleza y el poder del riff introductorio (y del bajo) están parte de las claves para entender que en el rock, a veces, menos es más; que la historia y el destino de una banda, puede cambiar con un as bajo la manga, como es el caso de este himno del rock. 

“The Boys Are Back in Town” ante todo es una gran canción que ha trascendido en el tiempo. Si un tema se sostiene década tras década, se usa en películas, en series, en compilados temáticos del rock, es la canción de una banda con más clics en Spotify, Deezer y YouTube, y es el principal referente del legado y del sonido de un grupo, quiere decir que merece estar en el olimpo del rock, como les pasa a muchas canciones que han marcado a dos o tres generaciones enteras como “Smoke on The Water” de Deep Purple, “Paranoid” de Black Sabbath o “Whole Lotta Love” de Led Zeppelin. 

Thin Lizzy, 1977.

El origen de “The Boys Are Back in Town” sigue siendo un misterio. Hay quienes afirman que es la última gran pose del rock and roll, un himno a la rebeldía, un canto a la nostalgia de un grupo de amigos o una historia de pandillas y bares de mala muerte en Manchester. Solo Phil Lynott, líder, cantante y bajista de Thin Lizzy, lo sabía, secreto que se llevó a la tumba en 1986 cuando los excesos propios del rock le pasaron factura. Es una canción que refleja la compostura áspera y desordenada del grupo y sus raíces obreras, especialmente las de Lynott, compositor y genio de la envolvente y magnética simpleza de sus canciones.  

El gran himno de Thin Lizzy fue una forma contundente de conectarse con sus fans, que tenían sensibilidades similares y eso lo entendió Lynott desde los inicios del grupo en Dublín, a finales de los años sesenta, cuando se formaron a imagen y semejanza de Cream, Led Zeppelin, Taste y Them, la banda de Van Morrison de donde salió Eric Bell, guitarrista y cofundador del grupo. Junto con el baterista Brian Downey, el trío Thin Lizzy lanzó tres potentes y ruidosos álbumes en estudio, cargados de buen blues rock, letras ásperas y sensibles a la realidad irlandesa, pero con muy malas ventas y escasísima rotación radial. Solo el sencillo “Whiskey in The Jar”, una versión rockera de un tema tradicional irlandés, lanzado en noviembre de 1972, los puso a sonar en todo el Reino Unido y Europa. Dejar la localía irlandesa no era un anhelo para Lynott, pero para el fututo del grupo no estaba mal.  

El origen de “The Boys Are Back in Town” sigue siendo un misterio. Hay quienes afirman que es la última gran pose del rock and roll, un himno a la rebeldía, un canto a la nostalgia de un grupo de amigos o una historia de pandillas y bares de mala muerte en Manchester.

La buena rotación de la canción “Whiskey in The Jar” y los alentadores comentarios de la prensa a su tercer álbum, daban a entender que Thin Lizzy estaba para grandes cosas en el exigente y muy competitivo terreno del hard rock, especialmente cuando se es originario de la República de Irlanda y había que dar la pelea contra bandas con ventas millonarias, como era el caso de Black Sabbath o Uriah Heep. Pero una noticia alteró la estabilidad del grupo: Eric Bell renunció a inicios de 1973, durante la gira del álbum Vagabonds of the Western World, argumentando problemas de salud, desencantado de la industria musical y las promesas incumplidas. 

Lynott había escuchado hablar de Gary Moore, un excepcional guitarrista de blues, reconocido en Irlanda del Norte por su gran talento y particular sensibilidad con la banda Skid Row (no confundirlos con la banda de Hair Metal de los años ochenta). Moore se sumó a Thin Lizzy para terminar la gira y grabó un par de canciones, entre ellas la excepcional “Still In Love With You” que aparece en Nightlife (1974), cuarto álbum de la banda. Pero Gary Moore tenía otros planes y se retiró (aunque volvió intermitentemente) para seguir con su prolífica y exitosa carrera en solitario. Cuentan algunas personas allegadas a Thin Lizzy, que durante varias semanas Phil Lynott estuvo deprimido y hasta contempló disolver la banda. De chico había sufrido el abandono de su madre y justo cuando su vida tomaba sentido y empezaba a tener éxito con su grupo de rock, dos músicos abandonaron el proyecto. 

Phil Lynott, líder, cantante y bajista de Thin Lizzy.

Para no depender de un solo guitarrista, sumó a una dupla para llenar el vacío de Moore: Scott Gorham y Brian Robertson. Esa movida tendría sentido, justamente, con “The Boys Are Back In Town”. Un año antes de crear el himno que los puso en el pedestal de los grandes ídolos del rock, Thin Lizzy produjo un álbum con el que Lynott se dio cuenta de que los dos guitarristas le dieron un sonido más robusto, envolvente y compacto a sus canciones. El cover de “Rosalie”, original de Bob Seger, “For Those Who Love To Live” y “Wild One” son un claro ejemplo del particular estilo que empezaron a desarrollar por cuenta de la estela infinita que dejaban las dos guitarras gemelas que replicaban las mismas escalas en diferentes trastes y tonalidades. Ahí estaba el secreto para crear una voz única e inolvidable. Ese fue el componente que le dio a Thin Lizzy un lugar espacial y con el que dejaron de asociarlo con otras bandas similares. 

Parece mentira, aunque algo similar ha sucedido todo el tiempo en el mundo del rock, pero Thin Lizzy estuvo a punto de desechar la canción que se convirtió en el emblema de su carrera. “Teníamos quince temas para el álbum Jailbreak y habíamos seleccionado los que nos parecían los diez mejores. Chris O´Donnell los escuchó, pero se fijó más en uno que habíamos titulado “GI Joe”, pero que habíamos desechado por no ser lo suficientemente bueno para el álbum y porque tenía connotaciones antibélicas”, le dijo Scott Gorham a la revista Mojo en 2016. Sin embargo, O’Donnell se dio cuenta de que la canción tenía algo especial y les sugirió conservarla. “Será un himno”, les aseguró.  

Un año antes de crear el himno que los puso en el pedestal de los grandes ídolos del rock, Thin Lizzy produjo un álbum con el que Lynott se dio cuenta de que los dos guitarristas le dieron un sonido más robusto, envolvente y compacto a sus canciones.

Thin Lizzy siguió el consejo de su mánager. “Durante un ensayo, Brian Downey hizo un shuffle en la batería y fue entonces cuando las cosas empezaron a tomar forma. Sin darse cuenta, él me dio la idea para lo que se convirtió en la armonía de las guitarras, el sello inconfundible de la canción”, recuerda Gorham en la misma entrevista para la revista Mojo. Justamente en esa armonía gemela de las guitarras está la poción mágica de “The Boys Are Back In Town”, el secreto hacia el camino de la inmortalidad. Esa melodía que suena al minuto y ocho segundos de la canción, que sirve de puente entre el coro y la segunda estrofa, que aparece nuevamente después del solo a los tres minutos y cuarenta y cinco segundos de la canción, se quedará anclada en nuestra memoria para siempre, la tararearemos sin parar y sin que la podamos olvidar, inevitablemente. 

“The Boys Are Back in Town” de los irlandeses Thin Lizzy, una joya del rock de los años setenta.

La canción es una proclamación romántica del camino que debe transitar un hombre si quiere ser una estrella de rock. Lynott es el pregonero sonriente de esa consigna, con un paquete de cigarrillos metido en su camisa y que canta con el ímpetu de alguien que piensa que esta vez será él quien marque la pauta de su pandilla de rockeros. “Atrás quedaba aquello de seguir. A partir de esta canción, nos seguirán”, le dijo a la prensa en 1977. Y no se equivocó. Porque en el fondo, la canción también habla del hombre que necesita sentirse importante, rodeado, legitimado y aclamado por otros. Gran parte de la corriente de artistas del post punk inglés y del pub rock de 1977 y 1978 tomaron en cuenta la fórmula de Thin Lizzy para crear sonidos crudos, rudos, sencillos y de fácil recordación. The Undertones, Stiff Little Fingers, UK Subs, The Damned, Sham 69, The Stranglers, Boomtown Rats, Dr. Feelgood (oigan “Going Back Home” y “Milk and Alcohol”), The Lambretas y The Jam son algunos casos de artistas que siguieron los pasos de los hijos pródigos de Dublín. Incluso, el David Bowie de la trilogía de Berlín se dio cuenta de lo que había logrado Thin Lizzy y en el tema “Look Back In Anger” del álbum Lodger le hace un guiño al excepcional manejo de la armonía en las guitarras. 

Lynott es el pregonero sonriente de esa consigna, con un paquete de cigarrillos metido en su camisa y que canta con el ímpetu de alguien que piensa que esta vez será él quien marque la pauta de su pandilla de rockeros.

Lynott y su banda se convirtieron en los líderes de la manada, algo que él siempre soñó desde que vio a la pandilla Quality Street Gang de Manchester hacer de las suyas en el bar que trabajaba su mamá, otro de los posibles orígenes no comprobados de “The Boys Are Back In Town” y motivo de comentario y análisis de varios estudiosos del legado del grupo. “Veíamos a la canción como un tema decente, divertido, nada más. Desde luego, no pensábamos que pudiera ser un éxito. No teníamos ninguna expectativa con esa canción. Hasta que un DJ de una emisora en Louisville, Kentucky, programó la canción. Al cabo de un par de días, la gente llamaba a la emisora y la pedía todo el tiempo. El efecto bola de nieve la llevó a sonar en gran parte de Estados Unidos”, señala Gorham ante el inesperado éxito. Y como goles son amores, la canción fue número 8 en Inglaterra, 12 en Estados Unidos y 1 en Irlanda, suficiente para que todo el planeta, además, supiera de su existencia.   

Con Jailbreak, su sexto álbum en estudio, Thin Lizzy se convirtió en una banda de otro nivel: centrada, confiada, inquebrantable, segura, arriesgada, exitosa y digna de vivir de una leyenda que sus integrantes nunca esperaron construir. Cuando finalmente se dieron cuenta del éxito que habían alcanzado, de la cantidad de dinero que empezaron a recibir por las ventas del álbum y por el centenar de conciertos que dieron, entendieron que el camino hacia la libertad creativa, y el éxito sostenible, era posible, más allá del final (evidente y predecible) que pueden tener algunas historias del rock, para las que algunos no están preparados, como le pasó a Lynott, que se fue antes de tiempo y que no supo atender oportunamente las señales que le mostró la vida cuando cayó enfermo de Hepatitis C tras la gira promocional de Jailbreak por Estados Unidos, el país que fue testigo de su auge y caída.  

Jailbreak, el sexto álbum en estudio de Thin Lizzy.

Un periodista británico afirmó hace un par de años que “The Boys Are Back In Town” ´fue creada para salvar al mundo de caer en una normalidad y realidad alternativa condenable´. Y no se equivocó, porque cuesta entender el desarrollo del rock, especialmente a finales de la década de los setenta, sin esta canción. Como si fuera parte de nosotros, antes de ser creada. Solo que no lo sabíamos. Cuando Gorham y Lynott decidieron incluirla en las diez canciones del álbum Jailbreak, jamás se imaginaron todo lo que ese tema lograría a lo largo del tiempo y de las décadas. Para una legión de seguidores del rock, fue la puerta de entrada para conocer el legado del grupo; expandió las posibilidades armónicas y melódicas de la guitarra rock; iluminó un camino creativo para nuevos estilos que surgieron a finales de la década de los setenta como el punk, el postpunk y el heavy metal de la nueva ola británica; reivindicó el poder del himno del rock, minimizado frente a la fuerza que tomó la música disco desde mediados de la década de los setenta; nutrió de ideas y conceptos visuales a los futuros punks y rockers y puso el nombre de la República de Irlanda, y de Irlanda como un todo, muy alto, más allá del nacionalismo, el separatismo, el colonialismo y el sectarismo. Antes de que U2 se convirtiera en el símbolo musical del rock irlandés, Thin Lizzy les abrió el camino a los músicos de su país con una canción que resuena y retumba todos los fines de semana, hasta nuestros días, gracias a una mística reluciente que se niega a desaparecer.   


Vea el video de “The Boys Are Back In Town”

https://www.youtube.com/watch?v=5_xqb416S7o


Escuche él álbum Jailbreak:

https://open.spotify.com/album/6Cf545T4jkaiyvMnTRPOB2?si=JNuQWeeLRdSvJx-T0QeVkQ



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