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Erich Maria Remarque publicó Sin novedad en el frente (en alemán Im Westen nichts Neues) en 1929 como un alegato antibélico una década después de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), en la cual luchó como conscripto al servicio del Ejército Imperial Alemán. El éxito del relato, que apareció primero en el diario Vossische Zeitung a fines de 1928, motivó una primera adaptación hollywoodense, estrenada en 1930, que aún se considera entre los mejores filmes del género. Esta popularidad se renovó con el telefilme de 1979 con Richard Thomas y Ernest Borgnine, que fue trasmitido una y otra vez por televisión durante buena parte de los ochentas.

Llega al cine alemán una nueva versión del libro de Erich Maria Remarque, "Sin novedad en el frente", 1929.

Un elemento extra de popularidad inesperada fue el hecho de que el Tercer Reich prohibiese la novela original y que el mismísimo Joseph Goebbels la acusara de antipatriota. Remarque, quien había nacido en 1898 bajo el nombre de Erich Paul Remark en Osnabrück, Baja Sajonia, eligió distanciarse de sus raíces germanas y abrazó su ascendencia francesa volviendo a la forma francesa de su apellido –Remarque– e incorporando el nombre de su madre, Maria. Parte de la propaganda nazi en su contra fue diseminar el rumor de que su apellido era “Kramer” (Remark al revés), un apellido judío, cosa que nunca fue cierta. Así las cosas, el gran pendiente de Sin novedad en el frente era ver cómo harían los alemanes para llevar ellos mismos este cuento a la pantalla.

Un elemento extra de popularidad inesperada fue el hecho de que el Tercer Reich prohibiese la novela original y que el mismísimo Joseph Goebbels la acusara de antipatriota.

El director Edward Berger responde la pregunta con un filme emocionante. La nueva versión de Sin novedad en el frente sale al ruedo en 2022 a medirse con las varas que han dejado bien alto filmes como Dunkerke (2017, de Christopher Nolan), Salvando al soldado Ryan (1998, de Steven Spielberg) o 1917 (2021, de Sam Mendes), que para bien o mal se han vuelto las referencias. Y sale airosa.

Devid Striesow interpreta al General Friedrichs.

Por un lado, el idioma alemán la hace más verosímil. Esta es una historia trágica sobre alemanes en la Primera Guerra Mundial escrita por un alemán que estuvo allí, y por mucho tiempo la habíamos visto hablada en inglés o doblada al castellano. El joven Paul Bäumer (debutante Felix Kammerer) tiene 17 años cuando sus amigos y él mismo se enlistan para combatir en la guerra motivados por los discursos que escuchan en su colegio, inflamados de un dudoso ardor patriótico. Los uniformes que reciben serán de los soldados previamente caídos en combate, pero eso no lo saben. El espectador se vuelve un inesperado testigo del engaño del poder imperial que busca soldados entre sus jóvenes.

Paul Bäumer (Felix Kammerer), de 17 años, se enlista para combatir motivado por los discursos inflamados de ardor patriótico.

La acción tiene como sede concreta una porción del llamado Frente Occidental, la cadena de trincheras que iba desde las costas belgas del mar del norte hasta la frontera entre Francia y Suiza. Los amigos son destacados cerca de una comuna llamada La Malmaison, en la zona norteña de la Alta Francia. Allí conocerán al trajinado Stanislaus "Kat" Katczinsky (Albrecht Schuch) junto al cual presenciaremos la durísima destrucción de la inocencia de los cuatro jóvenes, Albert Kropp (Aaron Hilmer), Franz Müller (Moritz Klaus) y Ludwig Behm (Adrian Grünewald) desde el momento que contemplen la realidad de los enfrentamientos.

El espectador se vuelve un inesperado testigo del engaño del poder imperial que busca soldados entre sus jóvenes.

Berger dirige con una impresionante distancia su filme, con germánica frialdad, evitando el melodrama y dejando a los hechos desentrañar toda su desgracia. Para el momento del asalto final, Paul es un alma en pena, un espectro respecto al Paul que inicia el filme. Entretanto, el guion nos provee de un pulso tradicional que por momentos pudiera parecer tedioso pero que en realidad cocina lento los momentos más relevantes. Será una delicia para los aficionados a la Historia presenciar la tensa reunión del Armisticio de Compiègne de 1918, que iniciaría el fin de la guerra.

Felix Kammerer, austriaco, debuta como actor de cine en esta película.

Felix Kammerer es un Paul Bäumer sin brillos, pero eso parece ser lo que Berger buscaba. Un actor sin espectacularidades ni el componente heroico para el cual uno recluta a un Tom Hanks o a un Bradley Cooper en Sniper (2014). En ese sentido, la aproximación de Berger toma mucho del espíritu de Jamás llegarán a viejos (2018), el hermoso documental de Peter Jackson sobre esta guerra. La reconstrucción de combates emana una atmósfera de caos controlado, donde solo –y quizá– Paul se mantenga vivo porque lo necesitamos para seguir el relato. Y mientras él, con engaños, pierde su esencia de vida en el campo de batalla, los artífices del horror debaten en grandes salones vestidos en impecables y muy limpios uniformes. Thibault de Montalembert compone un impresionante Ferdinand Foch, el temido líder del ejército francés. El políglota actor Daniel Brühl –quien también coproduce el filme– es un conmovedor Matthias Erzberger, el representante alemán que deberá presentar la rendición de su imperio.

Thibault de Montalembert y Daniel Brühl se unen al reparto.

Tenaz y conmovedora Sin novedad en el frente es un filme de gran manufactura, un nuevo hito contemporáneo en el cine bélico que no se beneficia del atractivo de grandes nombres de Hollywood para sacar adelante su propuesta, lo cual constituye en sí su principal mérito. Muchos son los motivos para verla.