Si hay algo que lamento sobre Ne Zha 2 es que muy pocos de este lado del planeta conocen su excelente e impresionante cinta original de 2019. Vistas ambas, la cinta entre manos tiene algo menos de humor, pero trae a cambio escenas más apoteósicas, más grandilocuentes, con un despliegue visual elefantiásico que deja cualquiera de los títulos mostrados por Disney, Pixar, DreamWorks Animation, Illumination o Sony Pictures Animation como cosa de segundo nivel. Pasen y vean esta historia en la pantalla más grande que puedan.
Esto porque 4 mil animadores de 138 compañías chinas de animación se dieron la mano bajo las órdenes del guionista y director Jaozi –también guionista y director de la primera– en lo que resulta una cinta histórica: Ne Zha 2 costó $80 millones y ha recaudado antes de su estreno fuera del Asia ya más de $2 mil millones, convirtiéndose en la cinta animada más taquillera de la historia, la quinta película más taquillera de la historia, y la cinta en lengua no inglesa más taquillera de la historia, entre otros lauros.
¿De qué trata, por qué tanto barullo? Es bastante complejo, pero aquí vamos: ambas cintas toman de base la novela épica del s. XVI “Crónica de la investidura de los dioses” de Xu Zhonglin. El Nezha real es una deidad que se venera en el taoísmo, budismo y en el folclor vernacular chino; se han hecho ya una veintena de producciones de todo tipo antes de estos filmes para contar la historia de un semidiós guerrero, aventurero y travieso. En la versión de Jaozi, Ne Zha nació predestinado al mal: su madre –Lady Jin, dama guerrera– fue impregnada accidentalmente por la fuerza del Orbe Demonio en el vientre durante el embarazo, haciendo del niño Ne Zha un ente maligno por naturaleza, mientras que la fuerza del bien que se contrapone a la recibida por Ne Zha, proveniente de la Perla del Espíritu, dio origen a Ao Bing, un ser de bondad y tercer hijo de Ao Guang, el Rey Dragón del Mar del Este. La lección del primer filme era que uno elige quién ser, por encima de lo que uno haya estado “condenado” de antemano.
Después de los hechos de la primera cinta, Ne Zha y Ao Bing son amigos, pero han perdido su forma corporal y son espíritus. Taiyi Zhenren, el gordinflón y comelón semidiós que siempre está para ayudarles les querrá dar una mano hasta que noticias terribles llegan: las huestes sobrenaturales del malvado Shen Gongbao (el villano del primer filme y hermano de Taiyi Zhenren) han vuelto, esta vez en alianza con el vengativo dragón padre de Ao Bing, el rey Ao Guang, y tres dragones con agenda propia. Para complicar las cosas, aparecerá el anciano y poderoso Maestro Wuliang, líder de la secta taoísta Chan: un ejército celestial de intenciones ambiguas. A todos ellos deberán enfrentarse Ne Zha y Ao Bing, aún cuando no cuentan con una forma física definitiva.
Piensen en esto: casi todos los personajes de esta cinta son DIOSES en la cultura china, cuando no figuras de novelas clásicas (como Lady Yin o Shengong Bao). ¿Se imaginan una cinta animada con santos cristianos defendiendo Macondo de demonios andinos con Pedro Páramo uniéndose a la pelea? Algo así. El guion de Jaozi tiene un desparpajo enorme y no perdona burlas con ancianos, guiños a la modernidad actual (hay bromas de contraseñas digitales), humor con insinuaciones gay y, por supuesto, deja varias veces mal parados a los dioses (vean lo que pasa después de créditos con el viejo Wuliang), aunque en la primera cinta se deja claro que hay niveles: el “Venerable Celeste del Comienzo Original”, Yuanshi Tianzun, manifestación máxima del Tao, ya no aparece en este filme. En el anterior, merecía todo respeto.
Hacia su clímax, Ne Zha 2 ofrece una transformación radical, que recuerda a las mejores obras wuxia por su mezcla de espectacularidad, dinamismo y un simbolismo que remite a la lucha universal entre el destino y la autonomía individual. Las secuencias de batallas, comparadas con la intensidad y escala de otras grandes epopeyas, sorprenden no solo por su virtuosismo técnico sino por la capacidad de generar empatía y transporte emocional. Su expresiva paleta y efectos brillantes son un festín para los sentidos, mientras que la trama invita a reflexionar sobre pactos familiares, honor y sacrificio en un mundo en constante cambio.
Somos testigos, así, de un equilibrio entre espectáculo y profundidad, capaz de conmover y maravillar. La mayor victoria de Ne Zha 2 es finalmente, que su aproximación a los mitos y la espiritualidad se presenta no como mero folclore, sino como un vehículo para explorar las contradicciones humanas, sociales y todo aquello que consideramos divino.
CALIFICACIÓN: 5/5