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Pocas veces una mujer sorprende tanto en su transformación para un rol como Viola Davis en La mujer rey. Me recuerda a Demi Moore rapándose la cabeza y echando músculo para convertirse en la teniente Jordan O’Neill para G.I. Jane (conocida como Hasta el límite) un título bastante malo pero popular de 1997. Natalie Portman también lució músculo en los brazos este año en Thor: amor y fuego –y también alguna vez se rapó la cabeza en una sola toma para V de Vendetta– pero lo de Davis está a otro nivel. Actoral y atléticamente deja la vara bastante, mucho más arriba.

Esto para darle vida a la general Narisca, líder de la unidad de guerreras de élite llamadas “agojie” en el reino de Dahomey, ubicado en el África occidental de 1823. La existencia de las agojie y del reino Dahomey es real; el motivo para crear un grupo de combatientes mujeres se debió al déficit de hombres como consecuencia de las bajas por la guerra y el comercio de esclavos. En la mejor tradición de los elegidos de la vida real y la ficción –desde los monjes Shaolin hasta los Caballeros Jedi–, estas soldados renunciaban a formar familia, a tener romances y a la maternidad. Las agojie se hicieron tan venerables que el resto de la población tenía prohibido siquiera mirarlas a los ojos.

Pocas veces una mujer sorprende tanto en su transformación para un rol como Viola Davis en "La mujer rey".

Hace su ingreso la increíble Thuso Mbedu, una actriz sudafricana que le da vida a Nawi, una niña de 19 años que “no sirve para el matrimonio”, en palabras de su propio padre. Para lo que en realidad Nawi no sirve es para aguantar los golpes de su prometido de casi cuarenta ante la mirada aprobatoria de sus progenitores. Así, Nawi es llevada al cuartel agojie para que encuentre algo qué hacer con su vida. Nawi está feliz con el asunto: ella ha nacido para ser soldado.

Con 31 años (¡31 años!), Mbedu está perfecta como una adolescente: su aspecto físico brinda una perfecta ilusión e incluso parecería ser mucho menor. Su rango dramático también impresiona, proyectando el crecimiento de Nawi con solvencia y hará verosímil su forma de asimilar las verdades que encontrará al interior del ejército real y en el mundo de los esclavistas blancos en un puerto cercano.

Con 31 años, Mbedu está perfecta como una adolescente.

La mujer rey exige de Viola Davis proezas físicas que esta resuelve de modo fascinante; ella, Mbedu y Lashana Lynch como la trajinada combatiente llamada Izogie son lo mejor del filme. Las hiperkinéticas secuencias de combate se mantienen al límite de lo verosímil; no hay espectacularidades al estilo Marvel o con las intenciones de blockbuster de cualquier filme cabeza hueca. Aún más, estamos ante un filme que alcanza un balance fino entre femineidad y feminismo. En la interiorización de cómo sienten las mujeres frente a los ataques sexuales, la maternidad, la renuncia al amor, las relaciones madre-hija, el guion de Dana Stevens por momentos nos deja a los hombres afuera y otras apenas nos invita a intuir sentimientos al menos por la superficie. Esto es buena señal, si asumimos que solo las mujeres lo podrán entender.

Las hiperkinéticas secuencias de combate se mantienen al límite de lo verosímil; no hay espectacularidades al estilo Marvel o con las intenciones de blockbuster de cualquier filme cabeza hueca.

He discutido con colegas que argumentan que La mujer rey adolece de presentar un feminismo “blanco”, entendido como que este feminismo no busca cambio de estructuras y que, al final, las mujeres serán muy empoderadas, pero el hecho de servir a un rey varón, Ghezo (John Boyega, Finn de Star Wars) invalida el discurso. No estoy de acuerdo. Ghezo en todo momento reconoce el valor de las guerreras y termina sometiéndose y aceptando el peso de los méritos de Narisca (“la mujer rey”) y el personaje de Nawi resulta forjando su propio destino.

La mujer rey tiene estándares de Hollywood pero es la película anti-Black Panther –una discusión con base histórica sobre familia, feminismo, esclavitud, las caprichos del amor y los intríngulis del poder, con guerreras más tangibles que las Dora Milaje de Marvel. Y nada de esto resulta irrelevante.