De acuerdo con el recuerdo que tiene la reconocida fotógrafa Patricia Rincón Mautner, el logro de esta insólita fotografía fue algo así: “Siempre me han gustado las banderas por lo que representan: alegría, orgullo y honor. Además nos dan pie para cantar a gritos el himno del país cuando juega la Selección o para asomar una lágrima de emoción cuando uno se encuentra fuera de su tierra.

Así que estaba yo caminando por los pasillos de una feria internacional que se realiza en Bogotá todos los años, cuando al salir a la rotonda central donde ondea una bandera gigante de Colombia, observé con cierta tristeza que la tela se veía lánguida y escurrida, como sin vida. Me hablé entonces a mi misma, pidiendo viento y movimiento para el apagado estandarte. Pasaron algunos segundos y una creciente brisa hizo que la bandera se despegara del poste y empezara a bailar. Entonces levanté la cámara y empecé a disparar. 

Cuando tomo fotos siempre tengo el ojo izquierdo abierto, costumbre de mi época de reportería y eso me permitió ver que la sexta fotografía que había tomado tenía una forma muy especial. Bajé la cámara, revisé, y no lo podía creer: esa sexta imagen de la secuencia ¡tenía la forma del mapa de Colombia! 

Aquí está el registro de ese mágico instante”.

Imagen de la bandera con la forma del mapa de Colombia.