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Imposible no saber quién es Florence Pugh. La vi por primera vez en Midsommar: el terror no espera la noche, una envolvente pesadilla creada por Ari Aster en 2019 y luego me di cuenta de que estaba en todas partes. Solo en 2018 y ese mismo 2019 estrenó cuatro películas cada año; en 2020 fue nominada al Oscar a Mejor Actriz de Reparto por Mujercitas, todo un logro considerando que su primera aparición en el cine fue en 2014 junto a Maisie Williams, más conocida como “Arya Stark” de la serie Juego de tronos. En aquellos tiempos Williams era la mega-estrella, favorecida por la plataforma de la serie de HBO. Pero los productores habían visto el potencial de Pugh, y le concedieron el título de “introducing…” (“presentando a…”) en los trailers del filme, un esfuerzo independiente de misterio llamado The Falling.

Florence Pugh, quien en 2020 fue nominada al Oscar a Mejor Actriz de Reparto por "Mujercitas".

Pugh tiene la voz rasposa de los que abusaron del cigarrillo, no es alta, tiene los ojos caramelo más seductores que hayan salido de las islas británicas y la belleza de su rostro no nos distrae de un hecho concreto: luce saludable. En apariencia ajena a las exigencias estéticas irreales de la maquinaria del cine, en cada uno de sus roles Pugh proyecta cualidades físicas sumadas a un natural aplomo. Por completo encantadora. Esta imagen se puso a prueba este año con el melodrama alrededor de No te preocupes, cariño, el filme dirigido por Olivia Wilde y coprotagonizado por Harry Styles. ¿Pugh y Wilde pelearon al extremo de odiarse fuera del set? ¿Wilde hablaba mal de Pugh a sus espaldas? ¿Pugh quiso evitar la conferencia de prensa de su filme en el Festival de Venecia? Quién sabe. Y, realmente, a quién le importa.

En apariencia ajena a las exigencias estéticas irreales de la maquinaria del cine, en cada uno de sus roles Pugh proyecta cualidades físicas sumadas a un natural aplomo.

El prodigio (llamado The Wonder en inglés), nos devuelve a Florence Pugh en su mejor forma como actriz, comandando un reparto extenso para contar una historia sencilla y misteriosa. A mediados del siglo XIX, una enfermera llamada Elizabeth Wright (Pugh) acude a una aldea remota en Irlanda; ha sido convocada por un comité de cinco notables locales para reportar sobre un caso especial: una niña llamada Anna O’Donnell (Kila Lord Cassidy) lleva cuatro meses sin comer. La familia, extremadamente devota, atribuye su buena salud, pese al extenso ayuno, a un designio divino. Wright poco a poco desarrollará un afecto protector sobre Anna, a la vez que buscará respuestas a lo que viene ocurriendo.

¿Pugh y Wilde pelearon al extremo de odiarse fuera del set? ¿Wilde hablaba mal de Pugh a sus espaldas? ¿Pugh quiso evitar la conferencia de prensa de su filme en el Festival de Venecia? Quién sabe. Y, realmente, a quién le importa.

La historia de El prodigio adapta la novela homónima de 2016 a cargo de Emma Donoghue, quien escribió el guion junto a Alice Birch y el director del filme, el chileno-argentino Sebastián Lelio. Lelio se convirtió en un realizador de interés con sus filmes Gloria (2013) y, sobre todo, Una mujer fantástica (2017), ganador del Oscar a Mejor Película de Habla No Inglesa. Este último filme hizo historia por ser protagonizado por la actriz transgénero Daniela Vega. Después de haber dirigido diversos cortos y videos musicales, desde Gloria en adelante Lelio ha desarrollado una obsesión por los relatos acerca de las complejidades las relaciones femeninas. Refilmó Gloria en 2018 bajo el nombre de Gloria Bell con Julianne Moore, y exploró el lesbianismo en una comunidad judía ortodoxa en Desobediencia (2017) con Rachel Weisz y Rachel McAdams.

"El prodigio", una adaptación de la la novela homónima de 2016 a cargo de Emma Donoghue.

El prodigio explora diversas aristas patriarcales en relación con las mujeres sujetas a sus designios. El grupo de notables irlandeses no está interesado realmente en la salud de Anna, sino en la posibilidad de certificar una ocurrencia milagrosa en beneficio de su comunidad, “nuestra primera santa desde la Edad Media”, dice uno de ellos. Todos varones, consideran a la enfermera Wright una presencia molesta pero necesaria para certificar el milagro desde el lado de la ciencia. Asimismo, la madre de Anna, Rosaleen (Elaine Cassidy) se muestra particularmente obsesionada con mantener la virtud santificante del ayuno, acaso para expiar culpas previas. Es una tirante lucha de poderes masculinos-versus-femeninos, y Lelio confía en Pugh como presencia unificante del relato.

El grupo de notables irlandeses interesados en adjudicar un milagro a cuenta de Anna.

Desde el inicio, en que nos recibe de manera sorprendente un set de cine contemporáneo y oímos la voz de una narradora que nos introduce al cuento en cuestión, participamos de una puesta en escena dentro de todo austera, teatral. Las bellas composiciones de la cinematografía de Ari Wegner refuerzan la serenidad del relato, que ingresa por predecibles senderos oscuros al explorar los límites de la fe. En ese sentido, El prodigio recuerda mucho a Agnes de Dios, la cinta de 1985 con Meg Tilly y Jane Fonda acerca de una monja que afirmaba haber sido embarazada por obra divina. Fonda interpretaba a la investigadora encargada del caso.

El grupo de notables irlandeses no está interesado realmente en la salud de Anna, sino en la posibilidad de certificar una ocurrencia milagrosa en beneficio de su comunidad, “nuestra primera santa desde la Edad Media”, dice uno de ellos.

Pugh es impresionante como la enfermera Wright, entregando una performance que actrices más experimentadas hubieran tenido problemas en sacar adelante. Wright acarrea diversos fantasmas personales y viene de presenciar la muerte en la Guerra de Crimea. El desarrollo del caso de Anna excederá sus capacidades, por lo que se verá forzada a apoyarse en un hombre, el periodista William Byrne (Tom Burke), pero el poder de los hombres siempre será una amenaza.

Con todo, El prodigio mantiene un aire de filme independiente que le resta algunos bríos a las ambiciones de Lelio y centrar todo en Pugh también juega en contra de oportunidades perdidas para algunos enfrentamientos mayores con el enorme talento convocado (Toby Jones, Ciarán Hinds). Estamos ante un buen filme, uno que de todas formas deja la sensación de que aún pudo haber resultado mejor.